Héctor BlisS

@blissito

hace 2 años

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La práctica hace al maestro.

Es una frase tan trillada que sólo pasa por nuestros oídos sin resonar en nuestra reflexion. Pero es tan cierta, tan verdadera y tan simple que es fácil de ignorar. La práctica como el acto de repetir solamente no lleva a ningún lado.

Yo nunca fui bueno para los deportes, suelo decirme cuando pienso en mi absurdos intentos de ser futbolista, tan absurdos que no suelo hablar de ellos.

Pero sí lo intenté, me inscribí a un equipo local de la ciudad donde crecí con tal vez 10 años de edad. Me presenté a las "practicas" donde el coach poco experimentado armaba pequeños equipos y nos ponía a jugar en media cancha, de esa forma era más fácil para él ver el juego, no pasaban más de 5 min antes de que comenzara a cambiar jugadores. Eramos muchos niños y rotábamos tanto que tal vez si tenías suerte en los 5-10 min que te tocaba jugar podrías tocar la pelota 1 vez y sentir la satisfacción de por lo menos contribuir al partido con una gran jugada. Mi problema era que cuando llegaba a tener esa satisfacción de tocar el balón, bueno pues no sólo no era la "gran" jugada, yo realmente lo echaba a perder; perdía el balón, le pegaba mal e incluso recuerdo tener la oportunidad de anotar y caerme de bruces. El entrenador siempre me sacaba con regaños y lamentaciones, y pronto dejo de incluirme en las prácticas y claro, en los juegos de torneo yo disfrutaba apoyar a mi equipo desde la banca y ver a los goleadores ganar. Estaba asentado que yo no era bueno para el coach, no era bueno para mis amigos ni para mí.

No me estoy lamentando. Con el tiempo y la reflexión me di cuenta de que no estaba practicando realmente, esas prácticas sólo eran para el entrenador, yo no sabía cómo pegarle al balo, cómo "bajarlo de a pechito", cómo controlarlo, cómo correr con él etc.

Todos estábamos jugando al entrenamiento en un loop infinito de repetición de los mismos errores sin análisis, reflexion y corrección, correr y fallar cada fin de semana. Yo no lo disfrutaba, lo sufría.

Siempre se trato de disfrutar

Un par de años más tarde mi madre hermosa me inscribió a un curso de computación cerca de nuestra casa, corría el año 1999 tal vez, "la computación" no tenía mucha expectativa en México. Pero el tema en sí mismo era misterioso, "me enseñarían a usar esas cosas que salen en la tele con las que controlan naves espaciales" pensaba yo con mis 12 años de edad.

No podía dormir, tenía que esperar más de 3 semanas para la fecha de inicio, las 3 semanas más largas de mi corta vida.

Mi mamá me llevó por un cuaderno nuevo para mi nuevo curso y aprovecho para colocar un par de reglas nuevas antes de ir a mi primer clase, yo las cumplí todas con diligencia, hacía mi tarea a tiempo y en forma, mis deberes todos y obedecía sin chistar. Lo único que quería en esos días era llegar a mi primer día del curso sin obstáculos.

Estaba disfrutando tanto ese curso, ¡y ni siquiera había comenzado!

El día llegó, entré al edificio, saludé, mi mamá habló por mí, me entrego a la recepcionista del lugar le dije adios con mi gran sonrisa, ella me devolvió el gesto con ternura y se fue.

¿Qué pasó después? El mejor maldito día de mi vida. El mejor maldito año de mi vida.

Long-story-short. Todo lo que aprendí en ese curso me parecía fácil, yo era bueno y la enseñanza era profesional, disfrutaba, tenía guía.

Practicaba todos los días en mi cuaderno, memorizaba, participaba en clase, entregaba los ejercicios y ayudaba a mis compañeros que eran mayores en edad que yo.

Yo era el goleador.

¿Moraleja?

Asegúrate de no repetir los mismos errores, la práctica puede ser dura pero la idea de practicar es CORREGIR.

No hagas nada que no estés disfrutando.

Si disfrutas mientras estudias, aprendes.

Sufrir mientras se aprende es aceptable, siempre y cuando por debajo del dolor encuentres pasión y entusiasmo.

Si no estás corrigiendo lo que aún haces mal, cuando menos en una pequeña porción, nunca vas a dominar.

Si quien te enseña no lo hace con pasión, mejor aprende por tu cuenta. Auto enseñarte es la habilidad más valiosa que existe.

Corrige y sigue practicando. No te rindas, si te rindes entonces pierdes. No te detengas, hasta que sepas hacer lo que decidiste aprender.

La practica hace al maestro.

Un abrazo. Bliss.

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